miércoles, 7 de mayo de 2008

Dimitri y su giocondismo fallido



Se apoya la mano sobre la cabeza y se enhebran dedos y cabellos.
Se bajan ligeramente las pupilas y se concentra la mirada en un punto fijo de la lente.
Se bajan las comisuras de la boca y se absorben levemente los labios, de modo que todo atisbo de sonrisa sea físicamente imposible.
Prohibido pensar en grandes senos o en la deliciosa sensación de bajarle los pantalones a Rostropovich, que es tan tímido.
Dimitri, seguro que reirías a carcajadas frente al pelotón de fusilamiento.

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